miércoles, 13 de noviembre de 2013

Festival de la trova

Es un evento que reune a los mejores trovadores de Antioquia y del pais en el que se expresan con rimas y versos. Tiene cierto parecido con el Hip Hop, pero este es con música folclórica. La herramienta de este «arte» principal es la improvisación.
Musicalmente se apoya, como todas las trovas, en una música fácil, simple, de ritmo binario o terciario, contrapunteando el cual lo verdaderamente importante es la letra de lo que se dice y su contenido creativo.
El 23 de marzo de 2002 fue declarada la trova como patrimonio artístico, social y cultural de Medellín.

Hay consenso sobre que los padres de la trova paisa son don Salvo Ruiz y don Ñito Restrepo, del Municipio de Concordia. Allí, en memoria del "Pardre de la trova", Salvo Ruiz, la municipalidad le tiene eregido un monumento como parte de su patrimonio inmaterial.

Medellín, la ciudad del arte y la cultura

Medellín se caracteriza por tener un amplio contexto en el arte y la cultura. Muchos de estos elementos no se ven a simple a vista por la falta de conocimiento intrínseco de la ciudad.
Foto tomada de: www.musicasomos.net


Sin embargo, algunos espacios que fomentan el arte y la cultura están presentes de una forma “underground”. Los citadinos desconocen estos sitios por la falta de autenticidad que se ve en las masas; es decir, la mayoría de las personas, por ciertos estereotipos, se dejan influenciar, hecho que no permite que se acepten otros elementos culturales.  


Se escogió este tema para evocar otros puntos de vista artísticos valiosos que posiblemente se desconocen. La idea es resaltar aquellos lugares en la ciudad que contienen aspectos distintos de los que vemos todos los días. Casa Kiwi y Tinto Tintero son un ejemplo de ello.


El primero es un hostal que acoge solo extranjeros. En el recinto se expresan muchas manifestaciones artísticas, pues se aprecian varios cuadros de pintura y algunas esculturas llamativas. Por otro lado varios grupos de rock, blues, jazz entre otros géneros se presentan cada ocho días para ambientar el sitio.

Tinto Tintero nos muestra una faceta parecida, con la diferencia de que allí se ofrecen gratuitamente clases de inglés y dan la oportunidad para que las persona se puedan sentar a disfrutar de una película o de leerse un agradable libro.



VIERNES OTRA VEZ

Ese viernes de octubre parecía no prometer mucho, no paraba de llover, las ganas de salir a oxigenar la mente y encontrar sonidos diferentes al bullicio enfermizo de la ciudad, nos llevaron a terminar en uno de los lugares más multiculturales que se pueden encontrar en Medellín, el Hostal Casa Kiwi.

A eso de las 9:00 pm Byron Sánchez, un veterano y reconocido músico de la ciudad, afinaba su guitarra Epiphone Sheraton para tocar con la banda Blues Boys en un recital que duraría poco más de dos horas, la agrupación fue ubicada en una sala pequeña del hostal que hacía las veces de escenario, bar y billar. Mientras terminaban de ajustar aspectos técnicos del montaje, sonaba la canción Split, de una agrupación uderground rusa llamada Tesla Boy, fue extraño escucharlos y ver que algunos de los asistentes cantaban el tema, pues la banda no es muy comercial y además es poco reconocida en Colombia.

El ambiente semi oscuro del lugar le daba un toque particular que parecía ofrecer una atmósfera acorde al concierto que se iba a realizar, las luces eran tenues y una mesa de billar pool al fondo de la sala era iluminada por una pequeña lámpara que funcionaba con una bombilla corriente. Al sitio ya habían llegado varias personas, la mayoría parecían ser extranjeros, cabellos rubios, mujeres altas y delgadas, ojos azules y piel blanca, eran las señales que permitían distinguir a extranjeros de locales, pues el sitio comenzaba a llenarse de gente que venía a disfrutar del show.

Seis mesas redondas fueron distribuidas a lo largo del pequeño espacio donde iba a tocar la banda de Blues, algunos consumían cerveza, otros tomaban licor nacional y otros simplemente disfrutaban de una conversación entre amigos. Llegando las 9:30 pm, Pablo Alzate, un joven desarreglado,  con su estilo rock n’ roll a flor de piel, se cuelga una Gibson acústica e invita a sus músicos al escenario mientras rasga los primeros acordes de su guitarra. El baterista hace un conteo básico de cuatro cuartos y la banda suena la primer canción de la noche Stopping my babe, el público se enciende, comienzan a escucharse los aplausos y ovaciones de quienes asistieron a esta muestra musical.

La agrupación compuesta por cuatro músicos virtuosos de la ciudad llegó con un performance y una propuesta que enganchó al público desde el principio, las personas que disfrutaban de unas copas en el segundo nivel del hostal se bajaron hasta el lobby para poder apreciar la descarga musical de los “Chicos del blues”. El barman llenaba hasta el tope unos vasos largos de cerveza que en la superficie dejaban ver la espuma que produce el tan apreciado lúpulo, Pablo Alzate cantaba a todo pulmón un tema de los Rolling Stones en una versión blues hecha por ellos mismos y esa noche de lluvia parecía convertirse en una atípica fiesta que congregaba gente de varias naciones alrededor del blues.

El lugar seguía recibiendo asistentes que trataban de encontrar la mejor ubicación para tener una buena apreciación de la banda, unos se acomodaban en el suelo y otros en unos muebles situados al lado de la recepción del hostal. Se acercaba la media noche y los estados de ánimo, tanto de los músicos como del público, estaban arriba. Fue tanta la emoción del guitarrista, que reventó dos cuerdas de su instrumento mientras hacía el solo de una canción en la que improvisaron durante varios minutos, las risas y el intercambio de tragos hacía que el ambiente fuera agradable y se prestara para que la banda interactuara con sus seguidores.

Las mesas, donde al principio de la noche sólo se veían extranjeros sentados, ahora servían para que los colombianos que llegaban a visitar el hostal pudieran intercambiar ideas y aspectos culturales con viajeros de otros países que se alojaban allí. Casa Kiwi abre este espacio solamente los días viernes para que se propicien relaciones entre locales y extranjeros que quieren conocer más sobre la cultura colombiana.

Luego de muchas rondas de cervezas y más de veinte canciones de blues, la banda se despide y toca su último tema, las copas se alzan y los aplausos vuelven a subir los ánimos de los asistentes. Muchos quedaron con ganas de más música pero el cansancio ya se hacía visible en la cara de Marcos Cañola, el bajista del grupo, quien dijo en tono irónico “la última y me voy“, como si quisiera persuadir al resto de sus compañeros para que desconectaran los instrumentos y se fueran a descansar. Dos hombres veteranos que parecían estar altamente alicorados gritaron con fuerza “¡otra! ¡otra! ¡otra!” mientras animaban la gente para que la banda se quedara tocando otro tema más, David Colorado “Candelo” hizo un redoble en su batería y finalizó el concierto con el estallido de sus platillos, las guitarras distorsionadas y el bajo sosteniendo un acorde con el que cerraron aquella presentación impecable de los Boys Blues Band, el grupo que hizo que magia con sus instrumentos y que logró que muchos fueran a verlos tocar ese viernes a pesar de la lluvia.

Por: David Suárez


Un momento en el Parque del Poblado

Un momento en el Parque El Poblado La Iglesia del Poblado cuenta hoy con tres entradas principales y una gran cantidad de ladrillos. Varios puestos de comida, en los que se venden comida rápida como “perros”, acompañan a esta construcción eclesiástica situada en la Avenida El Poblado. Los que hoy se encuentran en sus alrededores son, casi siempre, jóvenes que hablan y beben cerveza (esto por la noche). 

En la carrera 43 B con la 80, a una cuadra del Parque, que se ve a simple vista, se encuentra un establecimiento de entretenimiento: Acción Impro. Los jueves ofrece una gran actuación por muchachos especializados en comedia e improvisación en la que hacen reír a carcajadas al público. El Parque del 
Poblado tiene múltiples opciones para cualquiera. 

Los árboles que se encuentran en la Plaza son los que guardan los secretos de las personas que acuden a ese lugar. Han visto como la arquitectura ha ido cambiando con el transcurso del tiempo, sobre todo el gigantesco, el simbólico, el que cuenta con la misma edad del Parque.

La plazoleta es bastante amplia y cuenta con un círculo y unos escalones a su alrededor en los que las personas suelen sentarse. También tiene jardines separados entre sí. Las sillas de madera, de metal y el CAI, con no más de 4 policías que cumplen el papel de vigilantes, son algunos de los elementos que se pueden vislumbrar. 

Pero uno de los más importantes es el Monumento del Parque. Es una pared de piedra y hierro que contiene la historia de este último y una estatua de una mujer en su base. 

Sobre el costado de la carrera 43 está el servicio de los taxis. Estos respaldan a cualquiera que lo necesite. Por la 10 se encuentra un estanquillo que ofrece cócteles granizados y una gran variedad de productos con alcohol. También se ven algunos bares con música reggae y electrónica.A muy tempranos horas, golpe de 5 o 6, se ven ancianos sentados en las sillas de la plaza tomando tinto y conversando con sus amigos que, seguramente, son de toda la vida. Viernes, sábados, domingos y a veces jueves la juventud es la que ilumina la noche en el Parque El Poblado. 

Muchachos entre 15 y 30 años hablan, fuman, beben y ríen la mayoría del tiempo. Sin embargo, no todos los jóvenes que van al Parque son iguales. La diversidad cultural se hace notar: punketos, rastafaris, skinheads, rockeros, raperos, reggetoneros, entre otros son los que están ahí presentes.


Por: Jonathan Jaimes

    Foto tomada de: www.hotelleparc.com.co

Medellín de Norte a Sur

Me monto al metro y veo gente de todo tipo. A la derecha de la estación Aguacatala se encuentra el Río Medellín y abajo hay líneas de taxis y buses esperando para que cualquiera llegue por completo a su destino. 

La estación Aguacatala tiene una especie de puente y una entrada bastante amplia. Se empieza a descender por las escaleras mecánicas y a unos pocos metros se ven los vagones del metro. Una vez dentro de estos, me siento en una silla en la cual le doy la espalda a una de las ventanas salvo a la que está al frente. 

En ese momento empieza un viaje muy distinto al que tenía en mente. Se ven muchas zonas urbanas. Hay un tono rojo-naranja y por la estación Poblado se alcanza a ver la Autopista Regional y otras vías de la ciudad. Hay carros cuidados y modernos. Las zonas verdes también abundan por estas áreas. 

Algunas de las personas que se encuentran en el Metro tienen un aspecto formal. Utilizan camisas de mangas largas, otras llevan bolso, carteras y una que otra va acompañada de infantes. 

El panorama resulta parecido hasta que se llega a la estación Industriales. Un área organizada, pero de carácter más industrial, se deja ver por los recuadros transparentes del vagón del metro. La estación San Antonio resulta ser el lugar donde más ingresa gente a los trenes y el sitio donde más sale. Cuando se cierran las puertas, en un abrir y cerrar de ojos se ve el hacinamiento entre las personas. Una niña meneando la cadera, cantando y sonriendo es regañada por su madre (supongo), quién le jaló el brazo hacia abajo con el fin de que la pequeña se detuviera. 

En ese instante, las expresiones faciales de la nena cambiaron drásticamente. A partir de ahí, la ciudad empieza a carecer de zonas verdes. Los colores café y gris empiezan a predominar. Los edificios altos ya no son urbanos salvo los que hizo el estado para acoger a personas que querían obtener una vivienda digna.

En el recorrido de la estaciones Prado -Hospital se alcanza a ver la Iglesia Metropolitana y por descarte se sabe que la Plaza Bolívar se encuentra frente a esta. Hay edificios y negocios cerca que dejan ver un techo de hoja lata. Luce un tanto desarreglado y da la impresión de que ese tipo de construcciones fueran poco sostenibles. 

Ya el Norte de Medellín ofrece un ambiente distinto al anterior. Algunos negocios y barrios populares se dejan ver por las ventanas. Los carros no suelen ser tan modernos y algunos se ven descuidados. Por una que otra calle hay varios habitantes de calle caminando con bolsos y bolsas. 

Algunos sectores verdes vuelven a aparecer en la estación Universidad, que posee un puente peatonal para llegar a la entrada oriental de la Ciudad Universitaria, campus principal de la Universidad de Antioquia. Muy cerca se encuentran el Planetario, el Parque Norte y el Jardín Botánico de Medellín. Al rededor de las 3 de la tarde se ven algunos jóvenes en la estación. 

En la estación Caribe hay un puente peatonal que va hasta la Terminal del Norte. Ya por esta parte de Medellín se aprecian, muy por encima, algunos barrios populares que han tenido intervenciones urbanas por parte del Estado con el fin de mejorar la calidad de vida de los habitantes que ahí residen. 

También hay mucha gente. En la estación Madera, se alcanza a ver Bello. El aspecto es industrial. Después de todo, la ciudad nos deja ver su exterior. Es como si viéramos la carátula del libro. Si bien se pueden apreciar ciertas diferencias en distintas partes de la ciudad, no se puede realizar un análisis de la capital de Antioquia desde el Metro de Medellín. Se ve la apariencia, pero hace falta trascender para conocer más. Hace falta adentrarse a ciertos sectores populares o convivir y en sitios donde varios habitantes de calle y desplazados frecuenten. 

El estado esconde mucha información y lo más seguro es que trabaje a su conveniencia en vez de el beneficio de los más necesitados, al menos esa es laimpresión de muchos. Una ciudad con una sonrisa puede tener algo más en su interior.

Por: Jonathan Jaimes


    Foto tomada de: www.colombia.travel 



Caballos y Feria

Es un evento de gran variedad y opciones que tienen los antioqueños y visitantes para disfrutar la gran fiesta tradicional de los paisas.

En esta feria se encontrará varios eventos, uno de ellos es la cabalgata o desfile a caballo que no solo es un evento de diversión, si no que cada año se dona el dinero de los gallardetes y palcos a fundaciones de niños especiales y al sostenimiento de este evento de ciudad.


El evento muestra la elegancia y el paso fino de los ejemplares más bonitos del país, todo este recorrido es sinónimo de cuidado y respeto por los caballos, por eso no se debe dejar de participar en este gran evento que reúne a toda la familia y a muchos visitantes que deseen conocer y a poyar este gran evento cultural.   


Por: Lina Ospina

       Foto tomada de : www.feriadelasfloresmedellin.lopaisa.com


Algo que va más allá de una simple costumbre folclórica y fiestera:








Prado Centro: Historia y Patrimonio Cultural de Medellín

El origen del barrio Prado Centro se remonta al año de 1925, el barrio fue el primer lugar de residencia de las clases más pudientes antioqueñas. Aún hoy pueden verse en la calle Palacé algunas mansiones de gran heterogeneidad de estilos arquitectónicos que son en su conjunto, parte imprescindible de la historia de la ciudad de Medellín.

Es un lugar que no se debe dejar de visitar por su valor arquitectónico, pues todas las casas del barrio están construidas bajo estilos diferentes, es como si fuera un gran museo de arquitectura oriental, republicana, colonial, belle epoque, neoclásicas, incluso kitsch, que los ricos de la época veían en sus viajes por el mundo y traían en sus fotos de viaje.




martes, 12 de noviembre de 2013

Una ciudad con opciones

En la capital de Antioquia hasta hace unos años era difícil encontrar una diversidad cultural tan visible como la que presenciamos hoy en día, han surgido una cantidad de manifestaciones artísticas que le han dado   una riqueza cultural a la ciudad gracias a los espacios que se han venido abriendo para propiciar ambientes adecuados en los que se puedan mostrar estas expresiones.

Ahora el Parque del Periodista o el bazar de Sanalejo no son los únicos lugares en los que se pueden encontrar punks, rockeros, hippies, raperos o metaleros. Hoy Medellín tiene una oferta de lugares que resurgen de alguna forma del movimiento underground colocando a la vista del ojo público una cantidad de prácticas, costumbres, ritos, musicas, entre otros elementos que componen una cultura que cada día más se diversifica.

A lo largo ede este blog vaos a encontrar como se propician estos espacios desde lo urbano y al mismo tiempo cómo esto va transformando la ciudad en un ser que vive y está en constante moviemiento.


Por: David Suárez